Greenpeace es una asociación ecologista y pacifista, económica y políticamente independiente, que no acepta donaciones ni presiones de gobiernos, partidos políticos o empresas. Utilizamos la acción directa no violenta para atraer la atención pública hacia los problemas globales del medio ambiente e impulsar las soluciones necesarias para tener un futuro verde y en paz. Esa acción directa no violenta, osea las grandes acciones de Greenpeace que se ven en los medios de comunicación es por lo que suele conocer la gente a Greenpeace. La han visto interponiéndose entre el arpón y la ballena, bloqueando la eliminación de residuos nucleares en el mar, o protegiendo el Ártico.
Pero lo que igual sale menos en la televisión, es otra parte del trabajo que hacemos, ese trabajo que aunque nos ayuda a ganar cambios internacionales nos permite trabajar con lo local para conseguirlo. Por ejemplo, hemos trabajado con el sector de la apicultura para salvar a las abejas o con pescadores artesanales para cambiar una Directiva Europea. En Greenpeace trabajamos también problemas locales con una perspectiva internacional, para luchar contra la pérdida de biodiversidad y la emergencia climática.
Por eso no me lo pensé dos veces cuando fui invitada a la quinta edición de RePueblo. Un Think Tank con el objetivo de juntar distintos cerebros y distintas personalidades para obtener una solución a un problema concreto. Fui invitada por el trabajo en ciudades que lidero en Greenpeace y por todo el trabajo que he realizado a lo largo de más de diez años en la organización relacionado con economía circular y sostenibilidad.
En este caso se celebraba en Béjar. Quizá resulte obvio decirlo, pero no llegamos 10 personas de fuera de esta localidad con la receta mágica ya preparada. Allí tuvimos la oportunidad de conocer, hablar y preguntar a las personas que allí viven, estudian y trabajan. Para mí esto es lo más importante, tener ese espacio para escuchar, y aprender. Dar voz a las personas que quieren que Béjar sea un lugar dónde quedarse a vivir con un futuro sostenible.
Béjar: cambiar a una ciudad a sostenible
Béjar es una ciudad pequeña, sin embargo, es el núcleo de población más importante del sureste salmantino y se considera la capital o centro de servicios de la comarca de la Sierra de Béjar. La ciudad tiene una orografía un tanto difícil, ¡vaya algunas cuestas!, sin embargo tiene muchas posibilidades de transformarse en una ciudad sostenible. El tamaño, y la localización hacen que Béjar nos ofrezca la posibilidad de repensar y rediseñar la ciudad y el futuro para las personas que viven en ella. Un ciudad con muchas posibilidades de transformarse en ciudad sostenible a través de cambios en la movilidad e implantando una verdadera economía circular
Transformar la movilidad: a pie, en bicicleta, o en autobús
Béjar debería desarrollar e implementar políticas de movilidad que prioricen, por este orden, a las personas, la bicicleta, y el transporte público, disuadiendo en la mayor medida posible del uso del automóvil.
Esto se podría hacer estableciendo políticas públicas o normativas locales que favorezcan estos usos, se podría ampliar y mejorar los lugares para que las personas puedan ir andando a los sitios y que conecten los distintos lugares de la ciudad. Además habría que pacificar y eliminar el espacio para el coche, poniendo más zonas verdes y más zonas transitables, por ejemplo; incrementar la anchura de las aceras, aumentar la extensión de las áreas estanciales, y la expansión de los espacios de prioridad ciclista y peatonal. Sería muy positivo que se desarrollen y ejecuten planes ciclistas teniendo en cuenta las características propias de Béjar, como; el diseño urbano, la orografía o la extensión. Además sería muy positivo eliminar los coches de lugares especialmente sensibles como los centros educativos o centros de salud, para evitar la contaminación del aire.
Consumir local: Una verdadera economía circular
Cuando hablamos de economía circular y pensamos en cómo aplicarlo a una gran ciudad, digamos que la cosa se complica un poco, pero no es imposible, sin embargo aplicar una verdadera economía circular en una ciudad incluso en su comarca sería un reto que transformaría la ciudad y la comarca.
Béjar podría tomar el liderazgo eliminando los plásticos de un solo uso de sus restaurantes y fomentando la reutilización de envases en los productos de su comarca. Pero sobre todo donde podría liderar el cambio Béjar sería en una economía circular en la moda. Béjar se caracterizó por su producción pañera. Cuando hablamos de volver a traer este sector a su lugar de nacimiento, parece que se quería volver a lo de antes, pero lo de antes no es posible, contamina y desgasta el planeta. Sin embargo, muy pocas localidades viven hoy en día de la economía circular y la moda sostenible.
Hay una rama de la moda donde se plantea el volver a utilizar los materiales ya usados para hacer prendas nuevas; Upcycling. Me imagino un Béjar colaborando con las marcas de moda sostenible y siendo el lugar de costura de nuevas prendas y de prendas procedentes de materiales reutilizados. Esto convertiría a la comarca en pionera de economía circular y ayudaría a reducir las emisiones ya que la industria de la moda es responsable del 10% de las emisiones mundiales.
Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.
¿Béjar puede cambiar el mundo? No creo, pero puede ser una semilla que fomente el cambio. Las ciudades, grandes o pequeñas juegan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático y además son consideradas las catedrales del consumo, pero también los lugares donde se puede gestar el cambio hacia un planeta más sostenible.
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