Hola, me llamo Lucía y tengo 16 años. Nací y vivo en Trujillo (Cáceres). Desde el humilde punto de vista de una adolescente de una pequeña población de una de las comunidades autónomas más despobladas, me siento como la capitana de un barco que naufraga; debo evitar que se sumerja en las profundidades del océano, o hundirme con él. Yo elijo salvarnos a ambos. Me gustaría en un futuro, ver un Trujillo diferente, aunque ahora en plena pandemia, parezca un poco borroso y distante, creo que este sería mi pueblo de ensueño.
La pandemia nos enseñó a vivir de otra manera
Las consecuencias de la pandemia COVID-19 están siendo terribles: murieron muchas personas, y hay una gran crisis económica. Lo peor fue para las grandes urbes, así es que tras la pandemia, los políticos aprendieron que había que invertir en las pequeñas ciudades, para descongestionar las grandes urbes y que la gente pudiese vivir de una forma más sostenible y razonable.
Se invirtió mucho dinero en todo tipo de infraestructuras: redes de alta velocidad, redes ferroviarias, autopistas, aeropuertos, hospitales y centros de salud. Y también culturales como bibliotecas, centros educativos, teatros o cines.
Gracias a ello, ahora vivo en una ciudad en la que muchas personas han elegido venir, para vivir en una población de menor tamaño y disfrutar de mejores condiciones de vida, más seguridad, menos contaminación o ahorro de tiempo en desplazamientos.
Las consecuencias fueron rápidas: al incrementarse la población, el comercio y el sector del ocio crecieron y ahora la oferta de ocio para los jóvenes es mucho mayor. Además las mejoras en la educación ha provocado que los trabajadores y empleados de las empresas sean más productivos y más eficientes, lo que ha hecho subir los sueldos y los beneficios de las empresas.
La ciudad ya es sólo otra opción
Ahora los jóvenes pueden desplazarse de forma rápida y cómoda a otras ciudades para trabajar o para estudiar gracias a modernos sistemas de comunicaciones, pero eso es solo una opción ya que en nuestra propia localidad, gracias a las inversiones en equipamiento cultural, podemos asistir a obras de teatro, cines, buenas bibliotecas y centros culturales.
Las ciudades del tamaño de Trujillo estuvieron perdiendo población durante mucho tiempo debido a que la gente tenía que emigrar para buscar mejores oportunidades educativas y laborales, pero ahora Trujillo es una ciudad que ha progresado gracias a la pandemia y a las buenas decisiones de nuestros gobernantes
El mundo, a un clic desde Trujillo
Gracias a las redes sociales, jóvenes de todo el mundo podemos comunicarnos de una forma sencilla y barata. Podemos encontrar todo tipo de personas con los mismos gustos y opiniones que nosotros. Esas cosas son las que ayudan a los habitantes de pequeñas poblaciones de todo el globo a sentirse comprendidos y parte de una comunidad aunque no compartan un origen común, y con un poco de suerte, algún afortunado o afortunada quedará prendado de lo que algún vecino o vecina le cuente sobre lo maravilloso que es Trujillo y se enamore perdidamente de este pueblo, tanto que decida pasar el resto de su vida aquí.
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