El sistema de Cooperación Internacional para el Desarrollo en España tiene una característica distintiva respecto al resto de los países donantes de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Esta singularidad radica en la multitud y diversidad de actores institucionales que participan en el sistema. Lo que se denomina en la jerga cooperante española: La Cooperación Descentralizada.

La Cooperación Descentralizada

Esto es, toda acción exterior que realizan las administraciones públicas autonómicas, provinciales y municipales; las cuales, en el año 2022, aportaron más de 100 Millones de Euros para la ejecución de alrededor de 2 mil proyectos en todo el mundo.
La cooperación emanada desde los municipios se caracteriza por estar sustentada en valores y principios tales como la empatía, el apoyo mutuo, la solidaridad o la voluntad de transformar realidades e injusticias. Esto nos pone frente a la cooperación de las agencias, bancos o fondos financieros de desarrollo, que cada vez de forma más explícita promueven los intereses políticos y económicos nacionales en terceros países, perpetuando en muchos casos el subdesarrollo que buscan combatir.

La muestra más clara de los principios que impregnan a la cooperación local, la encontramos en los cientos de asociaciones de amistad y solidaridad con pueblo saharaui. Dispersos por toda la geografía española, estos pueblos inundan de amor cada verano nuestras villas, pueblos y ciudades con la inocencia de las niñas y niños refugiados saharauis.

Las y los cooperantes españoles sabemos que no hay proyecto pequeño, que cada esfuerzo multiplica y resulta imprescindible para transformar la vida de las personas. A base de resultados nos lo demuestra el municipio de Carcabuey (Córdoba). De apenas 2.300 habitantes, Carcabuey ha ido tejiendo alianzas entre administración, empresas, comercio local y, sobre todo, a través de la dedicación de muchas vecinas y vecinos. El resultado ha contribuido al desarrollo de proyectos en Mozambique, Tanzania o Nepal, contribuyendo a la mejora de las condiciones de vida de niñas, niños, mujeres y campesinado.

¿Qué hacer ante esto?

Un intenso debate ha venido cooptando la voluntad de cooperar de muchos municipios, provincias, cabildos y consejos insulares desde 1986, (año en que España pasa de ser receptor a emisor de Ayuda Oficial al Desarrollo). Esta cooperación surge en referencia a si las competencias de la acción exterior son  exclusivas o no de la Administración General del Estado.

La nueva Ley de Cooperación para el Desarrollo y la Solidaridad Global.

La cuestión que, finalmente, ha quedado zanjada, para tranquilidad de concejales, interventores y secretarios judiciales el 9 de febrero de 2023 al aprobarse la nueva Ley de Cooperación para el Desarrollo y la Solidaridad Global. Esta ley recoge en su sección 2, artículo 35 punto 3 lo siguiente: “La política de cooperación de las comunidades autónomas y los entes locales forma parte de la acción exterior del Estado, y como tal sus acciones y aportes contribuyen al logro de los objetivos de la política española de cooperación al desarrollo sostenible” 

La aprobación de esta ley, fue el inicio de esta Cooperación descentralizada. Es, además, el punto de partida de un largo camino para superar las trabas jurídicas y administrativas todavía existentes, a fin de aprovechar el enorme potencial de la cooperación internacional desde lo local. Urge la modificación de la ley española de subvenciones, pues está pensada para la ejecución y justificación de proyectos en el territorio nacional.

Su rigidez no es capaz de dar respuesta, entre otras, a las necesidades que surgen en los proyectos de emergencia humanitaria, retrasando la llegada de la ayuda cuando más se necesita. También requiere cambios la ley de racionalización y sostenibilidad de la administración pública local, cuyo espíritu legislativo no concibe que el retorno de la cooperación internacional no se puede medir en ingresos económicos para el municipio. 

Para afrontar todos estos retos, desde el municipalismo solidario se propone el trabajo en red y el intercambio técnico. Emerge aquí la figura del Fondo de Cooperación Municipal, para aglutinar los esfuerzos de la administración local y generar mayores capacidades en los ámbitos de intervención. Siete Comunidades Autónomas (Andalucía, Valencia, Galicia, Euskadi, Cataluña, Baleares y Extremadura) organizan buena parte de su cooperación municipal y provincial a través de estos instrumentos. De esta manera, la cooperación descentralizada realmente cobrará peso, ya que sí habrá una diversidad de agentes involucrados.

El trabajo en red municipal tiene su máxima expresión en organizaciones como la de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos. Su último encuentro en 2019 se celebró en la ciudad sudafricana de Durban en la que participaron más de 3.000 mil delegados de áreas metropolitanas, ciudades, pueblos y territorios de todo el mundo.

Es labor de todas las personas que participamos del sistema de cooperación Internacional para el desarrollo visibilizar la cooperación desde los pequeños municipios. Resaltar el énfasis en la eficiencia y eficacia de este tipo de cooperación, y reconocer en definitiva la importancia de su existencia como forma de ensanchar la democracia desde su pilar fundamental, la ciudadanía activa.