Fomentar la participación ciudadana es una de esas cuestiones a las que no damos la importancia que merece. En ocasiones se habla mucho, parece ponerse de moda, pero la mayoría de las veces se diluye. En los tiempos del ajetreo, la inmediatez y las prisas, encontrar espacios de diálogo y de construcción se vuelve una necesidad imperiosa.
Muchas veces damos la paz, el desarrollo y los derechos fundamentales como dados, como eternos, como si siempre hubieran estado ahí. Y no sómos conscientes de lo frágil que es y de cómo la polarización puede erosionar poco a poco las instituciones, el diálogo y la prosperidad. Por ello, creo que hay mil motivos por los que fomentar la participación ciudadana. Hoy te traigo 7 de ellos.
Fomentar la participación ciudadana: los 7 motivos
Acerca las necesidades de la ciudadanía a los gobernantes
Muchas veces los alcaldes, presidentes, ministros y altos cargos de cualquier tipo tienen una agenda frenética, en la que es muy dificil hacer tierra con el territorio. Fomentar la participación ciudadana nos ayuda, como individuos y, sobre todo, como colectivo, a trasladarles nuestros problemas, nuestras necesidades y nuestros retos. Los más micro, los del día a día. Aquellos que son urgentemente necesarios de tratar, pero que la dinámica de la vida pública puede llegar a obviar.
Conozco decenas de altos cargos y, en mi experiencia, aquellos que participan más con la ciudadanía son los más queridos. No sólo porque escuchan, sino porque pueden accionar cuestiones que resuelvan los problemas que han escuchado.
Fomentar la participación activa dinamiza un barrio, ciudad, pueblo o territorio
Las localidades, de cualquier tamaño, en las cuáles la ciudadanía participa más activamente en la vida pública, son más dinámicas. No olvidemos que las asociaciones, fundaciones y coletivos también son parte de esa intervención del individuo en alianza en la toma de decisiones.
Cuando coordinamos la Agenda Urbana del Alto Tajo, en Guadalajara, nos asombró el grado de implicación de la ciudadanía a través de las asociaciones. Asociaciones que, incluso, tienen una federación. Sin duda, el Alto Tajo es un territorio privilegiado en naturaleza, pero que en un análisis estratégico perdería frente a sus competidores en cuanto a infraestructura, transporte y pirámide de población. Pero, gracias precisamente a esa implicación de las personas, estoy convencido que seguirá siendo un caso de éxito, como lo fue con la celebración del I Foro de Agenda Urbana en Territorios Rurales, en junio de 2022.
Limita la corrupción
En los lugares en los que se tiende a fomentar la participación ciudadana es más difícil que exista corrupción. Se suele decir que lo que tú no decides, alguien más lo hará por ti. Es una verdad cómo un templo. En lo local, cuando la ciudadanía se preocupa activamente por su barrio o pueblo, pone freno de manera directa y también indirecta a las corruptelas de cualquier índole.
Fomenta el entendimiento, la concordia y las alianzas entre diferentes
En un mundo que tiende a la polarización, (rojos y azules, verdes y morados, tradición y progreso, etc, etc), sentarnos a escuchar a los demás y quizás no entender, pero sí respetar su punto de vista es el mayor ejercicio de concordía que podemos hacer a día de hoy. Es una forma excelente, además, de lograr alianzas con diferentes, que es dónde está el verdadero avance de las situaciones.
Al fin y al cabo, todos tenemos una historia de vida y un porqué en nuestra forma de pensar. Fomentar la participación ciudadana lleva a estos espacios (físicos o virtuales) en los que descubrimos que es más lo que nos une que lo que nos separa. Que nuestros problemas, no son tan distintos de los del vecino.
Fomentar la participación ciudadana potencia la democracia
Donde no se fomenta la participación ciudadana, el pueblo puede llegar a explotar. La participación activa sería algo así como medicina preventiva que, si no se toma, viene la enfermedad. Hoy vemos crispación en casi todo el mundo. Un profundo descontento porque los dirigentes no dan con las teclas para solucionar los problemas cotidianos.
Creo firmemente que democracia no es ir a votar cada 4 o 6 años. Democracia es ejercer en la cotidianeidad nuestros derechos y libertades, ayudando al gobernante diciéndole lo que necesitamos y cómo lo necesitamos. Esa es la verdadera democracia. Porque como se suele decir, la democracia no es perfecta, pero no existe un sistema menos imperfecto.
Nos enseña escucha activa
La escucha activa es ese proceso de verdadera conciencia e interés genuino en lo que la otra persona tiene para decirnos. Podemos ver en tv o en redes diálogos en los que lo único que los interlocutores quieren es que el de enfrente se calle para hablar ellos. Sin escuchar a la otra persona, por supuesto. Mediante la participación ciudadana empatizamos y aprendemos a desarrollar la escucha activa, tan necesaria para llegar a acuerdos y entendimiento.
Eficienta el diagnóstico individual
Los individuos, forma básica pero esencial de la ciudadanía y la sociedad, tiene la capacidad o la decisión de vivir de manera consciente o inconsciente, en piloto automático. Cooperar, dialogar y trabajar por un bien común con otros nos ayuda, también, a evaluarnos individualmente. Y, por tanto, mejorar.
🙂
Soy un fiel creyente que las sociedades en las que se participa más en sociedad, en la vida pública y la toma de decisiones, son más justas y libres. Quizás para eso cree Repueblo y Reimpulso. Para facilitar que nos escuchemos más y, sobre todo, que busquemos territorios y ciudades más verdes, más humanas, más libres. Porque no hay mejor legado que dejar una sociedad mejor a los que vienen después.
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