El «renacimiento» de la mujer rural

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El 15 de octubre se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural con el objetivo de visibilizar la importancia de la contribución femenina al desarrollo del medio rural. La fecha se sitúo a propósito de la onomástica de Santa Teresa, la emprendedora rural abulense. Santa Teresa ha trascendido a nivel internacional como la primera gran mística de la historia, pero en la realidad poliédrica que a todos nos conforma, Teresa de Cepeda y Ahumada, siempre será en la “vida civil”, una mujer adelantada a su época, lo que hoy llamaríamos una mujer empoderada.

Tengo que agradecer a mi amigo Luis de Cristobal, impulsor de Repueblo, la oportunidad para escribir sobre la dirección y el liderazgo femenino en las empresas del medio rural o en las pequeñas “empresas de provincias”, como es mi caso. Siendo yo abulense y CEO de una empresa agroalimentaria de Ávila, cuya marca es SANTA TERESA, es un regalo poder hacer un paréntesis y pensar en esta onomástica y en el porqué de las cosas.

Todos conocemos el rol ancestral de la mujer como recolectora, cuidadora, transformadora y vertebradora de la comunidad y así ha llegado hasta nuestros días si bien es cierto, que la legislación en el ámbito civil no ha favorecido hasta hace algunos años su visibilización. Como ejemplo, hasta la Ley 35/2011 sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias, pese a que las mujeres representaban más de un tercio de las personas que trabajaban en las explotaciones agrarias familiares, en la mayor parte de los casos, tan sólo los hombres figuraban como titulares de las explotaciones. Las mujeres generalmente aparecen como cónyuges en la categoría de “ayuda familiar”.

Lo que la legislación debería lograr

Aún es pronto para evaluar su impacto, pero sin duda esta legislación debiera conseguir:

  • Profesionalizar la actividad agraria de las mujeres.
  • Mejorar la participación femenina en las organizaciones agrarias.
  • Visibilizar el trabajo de las mujeres en las explotaciones agrarias.
  • Fomentar la igualdad y mejorar la calidad de vida en el medio rural.

Así, todos convendremos que la mujer rural en el sector primario, ha tenido una barrera legislativa de carácter adicional a la que podríamos llamar mujer urbana. Obviamente esa barrera se ha trasladado en el medio rural a la transformación y hasta al sector terciario, donde casi ninguna mujer era titular hasta hace unas décadas de un comercio o un restaurante. Para más inri, la mujer rural acumula el resto de las barreras de género que son una realidad incontestable: pese a que son muchas más las mujeres con estudios superiores que los hombres, no acceden a puestos de representatividad (véase las cooperativas) o liderazgo empresarial por desigualdades en los ámbitos de conciliación y perpetuación de un modelo social que se mueve muy despacio.

El «renacimiento» de la mujer rural

Pero como “la vida va poner en valor y no de pararnos en la parte más negativa del escenario”, tengo que decir que todas las cualidades que hacen arrollador el liderazgo femenino, son fundamentales y serán determinantes en los proyectos del medio rural que pueden vivir en la era post-COVID, un renacer inesperado. El “renacimiento” de la mujer rural puede estar gestándose en este mismo momento.

Se está gestando el renacimiento de la mujer rural

Cuando pienso en mujeres rurales de éxito, veo resilencia y amor a partes iguales, veo una pasión que trasciende la barrera de la generación económica de resultados. La rentabilidad económica es y será siempre necesaria en cualquier proyecto empresarial, pero en el mundo que viene, en el mundo que esta aquí, los proyectos con propósito, los proyectos con alma y que quieren trascender con independencia del tamaño o la cifra de negocios, tendrán un peso fundamental en la economía global. En este tipo de proyectos, el medio rural y el liderazgo femenino son una ecuación ganadora. Si las mujeres rurales conseguimos cooperar, trabajar en red desde proyectos pequeños pero que unidos pueden ser fuertes, tenemos muchos ingredientes de una receta ganadora.

Cuando pienso en mujeres de éxito en el mundo rural, pienso por ejemplo en Isabel Sánchez-Tejado y en su capacidad de generar una comunidad con infinidad de proyectos en Gredos Norte y también pienso en Beatriz Escudero, súper presidenta de Vitartis, empresaria berciana y líder femenino donde los haya. Dos mujeres resilentes y que dirán de ellas mismas que son todo amor cuando tengan que definirse en relación a sus proyectos. Dos ejemplos de los muchos que existen, mujeres extraordinarias porque creen, quieren y lo hacen realidad. Mujeres que tienen un porqué y encuentran un cómo. Para ellas, como para mí, sus proyectos empresariales no tienen sentido sin la generación de un valor superior al económico: un valor social.

El objetivo primero de estas mujeres no es maximizar el capital y creo firmemente que la sociedad necesita más mujeres que ejerzan este tipo de liderazgo. A la sociedad no le hacen falta más modelos masculinizados de ambición económica, tamaño-tamaño-tamaño. A la sociedad le hacen falta más mujeres rurales, más mujeres con capacidad de liderar y empoderar a otras mujeres y a la sociedad le hacen falta más proyectos en el medio rural para fijar población y buscar la sostenibilidad medioambiental. A la sociedad le hace falta un nuevo y mejor modelo económico que permita a las generaciones futuras seguir viviendo en un planeta y con una conciencia social, mejor.

¿Acaso no es ese el mundo que queremos todos? ¿No sería ese el mejor legado que podríamos dejar a las generaciones futuras?


El día 15 de octubre, hombres y mujeres, tenemos mucho que celebrar!

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